El síndrome del chofer

Hace unos años, cuando tenía a cargo algunas sucursales automotrices, tenía un supervisor de taller de apellido Yarlequé.

Los números de ese taller no eran tan buenos como los otros, así que decidí ir a ver más seguido esa sucursal.

En una visita me sorprendí al ver al Sr. Yarlequé, muy sonriente, moviendo un camión dentro del taller.

Cuando le pregunté por qué no le pedía al chofer que lo haga, me comentó que el chofer estaba ocupado, y que como él tenía el brevete para hacerlo, no tenía problema.

Lo curioso es que cada vez que llegaba a la sucursal y entraba al taller, casi siempre lo veía subido en algún camión, moviéndolo de un lugar a otro, o en otras actividades que no eran las que como supervisor de taller debería realizar.

Estaba claro que, aunque no fuera su rol, se sentía cómodo moviendo camiones y menos cómodo supervisando a los técnicos para que reparen los vehículos con rapidez y calidad.

Existen varios síndromes psicológicos que se encuentran en el mundo laboral, pero aún no he encontrado uno que se parezca al de nuestro amigo Yarlequé. Si alguno de ustedes reconoce este síndrome agradeceré me avise qué nombre oficial tiene.

Bajo este «síndrome», el trabajador se enfoca en aquello en lo que se siente más cómodo, o disfruta más; evitando, de cierta forma, realizar tareas para las que siente o sabe que no es del todo competente.

Por ello vemos en la TV a reporteros que se la pasan fiscalizando si la gente usa o no su mascarilla en lugar de informar los hechos, para lo cual se requiere habilidades de comunicación e investigación. Vemos también alcaldes dedicados a hacer campañas por diversos temas relevantes pero no urgentes, mientras en las calles de sus distritos se acumulan toneladas de basura o los delincuentes roban celulares con total impunidad. También vemos gerentes enfocados totalmente en lo operativo y dejando casi nada de tiempo a una labor gerencial fundamental: pensar estratégicamente.

En todas las organizaciones hay personas con el síndrome del “chofer” esperando pasar desapercibidos.

Detectarlos es importante, para poder ayudarlos a desarrollar las competencias que les hacen falta o de no ser posible, darles una posición en la que realmente encajen.  Con ello, todos ganan.

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